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martes, 15 de enero de 2013

Psico.- ¿PARA QUÉ TE CASAS?

 
¿Para qué te casas? Echarás a perder tu vida… El matrimonio solo son problemas… uno solo esta mejor…

Iniciando el año comenzaron nuestros planes de boda… a diario me topo con muchísima gente que dice frases como las anteriores mismas que escuché mínimo 5 veces al día en diferentes personas.

Por: Evelin Elizalde
Me di cuenta que el concepto de “matrimonio” esta asociado, en la mayoría de las personas a cosas negativas y en ocasiones me daba la impresión de que en esos comentarios estaba implícito: “te tiene que ir mal, así debe de ser”.

Si miramos alrededor, la televisión, la radio, revistas, internet, comentarios en el mercado… pocas veces escuchamos algo positivo del matrimonio, escuchamos sobre engaños, violencia intrafamiliar, abandonos, humillaciones, problemas, esto solo parece reafirmar esta creencia de que el matrimonio no es bueno.
Tenemos tan arraigado ciertas formas de pensar, ciertos estereotipos sobre los roles que, aunque conscientemente no estemos de acuerdo,  de manera inconsciente los podemos estar repitiendo sin darnos cuenta y es en base a esto que las historias suelen repetirse por generaciones.

En mi experiencia personal, el matrimonio me ha ayudado a conocerme más como persona, como mujer y en gran parte eso se lo debo a mi esposo que ha sido muy neutral y me ha marcado limites sobre qué si esta pasando y qué solo es parte de mis creencias, de mis estereotipos sobre mi rol de esposa.

¿Qué pasa conmigo, que a pesar de que mi esposo no me exige la comida, no le importa si no le plancho su ropa o haga la limpieza (pues comprende que estoy trabajando) siento que se molestará y que me exigirá cumplir con esas “obligaciones” que yo misma me he adjudicado?

A veces me parece como si yo misma fuera ese esposo que me esta exigiendo, que se esta fijando qué me falta, que me quiere sabotear. Afortunadamente mi esposo no es así, por lo que no me permite echarle la culpa a él, ya no estoy en mi círculo familiar anterior que era machista, ¿ahora a quien le echo la culpa de lo que hago? ¿A quien le digo que no me estorbe para salir adelante? ¿Quién tiene la culpa de que yo no me realice?

Quizá la respuesta a estas preguntas, muchas de las veces es “a mi pareja”, pues claro, es más fácil echarle la culpa al otro que reconocer nuestros errores, es entonces cuando muchas parejas parece que juegan “ping-pong” uno le echa la culpa al otro de lo que él mismo hace y viceversa.

Como si la relación de pareja fuera una competencia “a ver quién tiene la razón” como si se pudiera separar “lo buena y lo malo”, donde el malo siempre es “el otro”. Él es el “desgraciado” yo soy la victima que sufre y necesita apoyo. Si así es, pues resulta obvio que el matrimonio sea visto de manera negativa, pues por una parte implica no hacerme consciente de lo que yo hago, de mi responsabilidad, de no detenerme a pensar qué hay de mi, de mi pasado, qué cosas no he resuelto; y por otra parte canalizo (proyecto) todo lo negativo hacia mi pareja y me limito de ver lo positivo, lo que me agrado, lo que me hizo estar con esa persona… puede ser entonces cuando caemos en la creencia que el matrimonio solo son problemas, discusiones, desilusiones, responsabilidades e insatisfacciones.

Sé que en nuestro país, hay todavía bastantes hombres machistas que no dejan que su pareja trabaje o que si la deja trabajar le sigue exigiendo igual en la casa o hasta más, que hay hombres que gritan, que exigen, y que hasta golpean, contribuyen a que el matrimonio sea un infierno, un calvario, sin embargo, está la otra cara de la moneda…

¿Qué hacemos nosotras como mujeres para tomar la responsabilidad de lo que hacemos? ¿qué hacemos para darnos cuenta que podemos decidir seguir o no los estereotipos?

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